De nuevo mi mente se vacía como si la oscuridad se apoderara del poco control que ejerzo sobre ella. La prostitución mental es algo que aun no comprendo, los pensamientos aun fluyen como agua hirviendo y a su paso destruye como cruel avalancha lo  poco que te respeto, aun me pareces una estúpida persona, un bobo sin remedio,  que no entiende el por qué la vida es asquerosamente  un producto comercial, que intenta vendernos al dos por uno y en oferta limitada la felicidad, enjaulada en barrotes de madera, para que el huir sea más placentero, para tallar en los barrotes el significado mismo de una existencia pasajera,  para hacer más llevadero este simple pensamiento.